Detectan cómo se originan los antojos en el cerebro

Un estudio en EE.UU. registró por primera vez la actividad cerebral que anticipa los antojos y mostró que la estimulación profunda podría intervenir en ese proceso.

Investigadores de Estados Unidos identificaron por primera vez el instante preciso en el que surge un antojo de comida al medir directamente la actividad eléctrica cerebral. El estudio, publicado en Nature Medicine, analizó a personas con obesidad severa que experimentaban “ruido alimentario”: pensamientos intrusivos y compulsivos vinculados a la comida.

El equipo liderado por la neurocientífica Amber Alhadeff y el neurocirujano Casey Halpern implantó electrodos en el núcleo accumbens, una región clave en los circuitos de recompensa que también expresa receptores GLP-1. Este tipo de dispositivo, ya utilizado en epilepsia, permite registrar señales eléctricas y aplicar corrientes de estimulación cerebral profunda.

En los primeros dos participantes, los investigadores observaron que los episodios de ruido alimentario coincidían con un aumento en la actividad cerebral de baja frecuencia, un patrón que podría funcionar como biomarcador de antojos compulsivos. El hallazgo se reafirmó meses después en una tercera participante, una mujer de 60 años que había iniciado tratamiento con tirzepatida para diabetes tipo 2. Mientras tomaba el medicamento, sus impulsos compulsivos desaparecieron junto con la actividad eléctrica asociada. Sin embargo, entre cinco y siete meses después, la señal reapareció y anticipó el regreso de los antojos, a pesar de que la paciente seguía medicada.

Para los autores, esto sugiere que podría existir tolerancia al efecto del fármaco o desensibilización de los receptores GLP-1 en esa región del cerebro. El hallazgo, aunque inicial y limitado a un pequeño grupo, abre una posible vía terapéutica para intervenir directamente en los circuitos neurales del deseo compulsivo de comer.

Halpern planteó que el avance podría impulsar el desarrollo de medicamentos diseñados para actuar específicamente sobre el “ruido alimentario”, un factor clave en la alimentación compulsiva.

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