Estudio alerta que tatuajes alteran la respuesta inmune
Investigadores italianos detectaron que la tinta de los tatuajes provoca inflamación crónica, daño celular y cambios en la eficacia de vacunas como la de Covid y la antigripal.

Un estudio de la Universidad Humanitas, cerca de Milán, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), concluyó que la tinta de los tatuajes puede afectar la salud al generar daños en células clave del sistema inmunitario y alterar la respuesta a distintas vacunas. Los investigadores describen un fenómeno extendido: una de cada cinco personas en el mundo tiene tatuajes, con una prevalencia superior al 30% en Estados Unidos.
Según el trabajo, durante el tatuaje la penetración repetida de agujas introduce pigmentos que permanecen de por vida en ganglios linfáticos. Allí son captados por células fagocíticas que pueden sufrir muerte celular y desencadenar respuestas inflamatorias prolongadas, con niveles elevados de citocinas durante semanas. Al analizar cómo influye esa tinta en la inmunización, observaron efectos distintos según el tipo de vacuna.
En modelos de ratón tatuados con tintas negra, roja y verde, la vacuna de Pfizer contra el Covid mostró una disminución significativa en los niveles de anticuerpos a los 10 días en todos los grupos. En algunos casos, la reducción ya era detectable a los siete días, especialmente con tintas roja y verde. El hallazgo sugiere que la tinta puede interferir en vacunas de ARN mensajero, que requieren que las células huésped capten el antígeno.
En contraste, la vacuna antigripal inactivada mostró un aumento en los niveles de anticuerpos en animales tatuados con tinta negra y roja, y en el caso de la tinta roja también a los 10 días. Esto reflejaría diferencias entre los mecanismos de acción de cada vacuna.
Los autores remarcan que, pese a la popularidad de los tatuajes, la regulación de las tintas es menos estricta que la de otros productos destinados al uso humano y existen pocos estudios sobre su impacto biológico. Señalan que sus resultados deberían orientar políticas sanitarias y aportar información pública sobre los posibles riesgos inmunológicos asociados a los tatuajes.
