El déficit comercial con Brasil superó los u$s5.000 millones y marca el segundo récord del siglo XXI

La industria automotriz explica el mayor desequilibrio de la balanza bilateral: las exportaciones caen y las importaciones crecen. El saldo negativo es el más alto desde 2017.

El comercio entre Argentina y Brasil continúa mostrando un marcado deterioro. Entre enero y octubre de 2025, el déficit comercial alcanzó los u$s5.098 millones, el segundo más elevado desde 1999, solo superado por el de 2017. La cifra refleja el impacto de la crisis industrial y la pérdida de competitividad en sectores clave, principalmente el automotriz.

Automotrices: el motor del rojo comercial

Según datos del Ministerio de Economía de Brasil, octubre cerró con un saldo negativo de u$s401 millones, acumulando 14 meses consecutivos de déficit. Aunque el monto fue menor al de meses previos, la tendencia sigue siendo preocupante.
Las importaciones desde Brasil crecieron 5,7% interanual, totalizando u$s1.639 millones, impulsadas casi en su totalidad por el rubro automotor, que explicó el 75% del aumento. Desde la consultora Abeceb, que dirige Dante Sica, indicaron que el fenómeno era “esperable en un contexto de mayor apertura y cambios en el mix productivo”.

El mercado automotor argentino exhibe una dinámica dual: mientras las ventas de vehículos nacionales se desploman, las de autos importados —provenientes principalmente de Brasil— siguen en alza para abastecer un mercado interno que creció 60% en el año. También se destacó el aumento en las importaciones de camiones y utilitarios para transporte de mercancías.

Exportaciones en caída y pérdida de modelos locales

Del otro lado de la balanza, las exportaciones argentinas a Brasil cayeron 13,5% interanual en octubre, hasta u$s1.238 millones, con la industria automotriz como principal afectada. El 69% de la baja se explicó por la reducción en ventas de vehículos para pasajeros.
Abeceb atribuyó este descenso a los cambios en la producción local, que dejaron fuera de línea modelos como la Nissan Frontier y la Volkswagen Taos, cuyos reemplazos se fabrican ahora en México, además de las demoras en certificaciones técnicas para ingresar al mercado brasileño.

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