El Gobierno eliminó 973 normas del Instituto Nacional de Vitivinicultura para reducir la intervención estatal

El ministro Federico Sturzenegger anunció la derogación de casi mil regulaciones que regían la producción y comercialización de vino en Argentina. La medida busca desburocratizar el sector y alinear los procesos con estándares internacionales.

Una reforma en clave de desregulación

En una nueva etapa del programa de desregulación impulsado por el Gobierno nacional, el Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado oficializó la eliminación de 973 normas que formaban parte del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV). El anuncio fue encabezado por Federico Sturzenegger, quien afirmó que el objetivo es “reducir la burocracia, aumentar la competitividad y eliminar espacios para la corrupción”.

Según la resolución publicada en el Boletín Oficial, se trata de disposiciones que regulaban aspectos administrativos y técnicos de la producción vitivinícola, algunas con más de tres décadas de antigüedad. El ministro sostuvo que muchas de ellas “ya no tenían sentido en el contexto actual del mercado y generaban sobrecostos innecesarios”.

La mirada del sector

Las bodegas y productores vitivinícolas recibieron la noticia con prudencia. Desde la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar) destacaron que la simplificación normativa podría “mejorar la competitividad exportadora”, aunque advirtieron que será clave garantizar la trazabilidad y la calidad del producto final. “Menos papeles no puede significar menos controles”, señaló un representante del sector.

En Mendoza, principales actores de la industria remarcaron que la medida podría beneficiar a pequeños productores que enfrentaban trabas para acceder a registros o certificaciones. Sin embargo, advirtieron que la falta de regulación no debe traducirse en desprotección comercial frente a grandes jugadores internacionales.

El argumento oficial

Durante la presentación, Sturzenegger sostuvo que “menos burocracia son menos oportunidades para la corrupción”, una frase que sintetiza el espíritu de la reforma. El ministro explicó que el nuevo esquema buscará simplificar los trámites y permitir que las bodegas realicen gestiones en línea, eliminando pasos presenciales y autorizaciones redundantes.

“Queremos que producir en Argentina sea más fácil. Si alguien puede demostrar la calidad de su vino en los hechos, no necesita veinte formularios para venderlo”, expresó el funcionario. También destacó que se mantendrán los estándares sanitarios y de exportación vigentes, en cumplimiento con las exigencias de los mercados internacionales.

Reacciones políticas y críticas

Desde la oposición, algunos legisladores cuestionaron la amplitud de la derogación, al considerar que se eliminaron normas sin un análisis caso por caso. “La desregulación no puede ser un sinónimo de descontrol”, expresó un diputado mendocino de Unión por la Patria. En tanto, desde el oficialismo defendieron la medida como parte de un “cambio cultural hacia la libertad económica”.

Economistas especializados en agroindustria explicaron que la simplificación podría reducir costos administrativos en hasta un 15% para las bodegas exportadoras, aunque el impacto real dependerá de la implementación práctica de los nuevos procedimientos.

Un paso dentro de una estrategia más amplia

La eliminación de normas en el INV se enmarca dentro del programa “DesregulAR”, que busca revisar más de 15.000 regulaciones en distintos organismos del Estado. El Gobierno pretende avanzar en la digitalización de procesos y la revisión integral de entes reguladores que, según Sturzenegger, “se convirtieron en barreras para el crecimiento”.

En el sector vitivinícola, la medida es interpretada como una señal de confianza hacia el mercado. El desafío ahora será combinar agilidad administrativa con garantía de calidad, en una industria clave para las exportaciones regionales.

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