“Vieja loca”: Carmen Maura brilla en un thriller psicológico asfixiante sobre el terror doméstico
Carmen Maura encarna a una suegra tan perturbadora como magnética en Vieja loca, un thriller psicológico que combina encierro, delirio y humor negro con precisión quirúrgica.
Vieja loca, ópera prima de Martín Mauregui, se instala como uno de los thrillers psicológicos más inquietantes del año. Con producción de Juan Antonio Bayona y un notable recorrido por festivales de género como Fantastic Fest y Sitges, la película encuentra en Carmen Maura y Daniel Hendler un dúo interpretativo que sostiene el relato con intensidad y humor negro.
La historia sigue a Pedro “Pepo” Brussone, convocado por su ex pareja para verificar el extraño comportamiento de su madre, Alicia. Lo que parece un gesto solidario se transforma rápidamente en una pesadilla: Alicia lo confunde con un hombre del pasado vinculado a episodios oscuros de la última dictadura. Esa mezcla de memoria fragilizada, desvarío y lucidez crea un clima impredecible, donde cada respuesta errónea puede desencadenar un castigo brutal al estilo Misery.
El film se construye casi enteramente dentro de una casona que funciona como un personaje más. La fotografía de Julián Apezteguia, basada en luces tenues y primeros planos, acentúa la sensación de encierro y vuelve cada pasillo una amenaza. Esa apuesta minimalista potencia la tensión: todo depende de los gestos, los silencios y la fisura emocional entre los personajes.
Carmen Maura ofrece un trabajo memorable, oscilando entre vulnerabilidad y crueldad con la naturalidad de una figura que domina el género. En muchos pasajes evoca a la Bette Davis de ¿Qué pasó con Baby Jane?, construyendo una villana doméstica tan temible como fascinante. Hendler acompaña con solvencia, componiendo a un hombre acorralado que intenta sobrevivir a un juego perverso.
Aunque su desenlace avanza con mayor velocidad de la necesaria, Vieja loca deja una huella potente: un thriller íntimo, feroz y sostenido por actuaciones imperdibles.
