El portaaviones USS Gerald Ford se suma a la ofensiva contra Venezuela
La llegada del buque más grande del mundo intensifica la presión militar de EE.UU. sobre el régimen de Maduro, acusado de narcoterrorismo.

El portaaviones estadounidense USS Gerald R. Ford, la nave de guerra más grande y moderna del mundo, ingresó al área operacional del Comando Sur de Estados Unidos, marcando un nuevo capítulo en la escalada de tensión con Venezuela. Con propulsión nuclear y capacidad para más de 75 aeronaves, el Ford se une a un despliegue militar masivo que busca golpear al narcotráfico regional y, según analistas, también aumentar la presión política y militar sobre el régimen de Nicolás Maduro.
Washington sostiene que el gobierno venezolano lidera el Cártel de los Soles, al que acusa de narcoterrorismo. En respuesta, Maduro ordenó maniobras militares a gran escala —denominadas “Plan Independencia 200”— que incluyen operaciones por tierra, mar y aire. El Ministerio de Defensa venezolano anunció la optimización de los sistemas de comando, control y comunicación de sus fuerzas armadas, mientras el gobierno califica el despliegue estadounidense como una “agresión imperial”.
El USS Gerald R. Ford, acompañado por los destructores USS Bainbridge, Mahan y Winston S. Churchill, transporta 5.000 tripulantes y un arsenal de misiles antiaéreos y sistemas de defensa avanzada. Su arribo eleva a más de una docena los buques estadounidenses en el Caribe, una presencia inédita desde la Guerra Fría.
El presidente Donald Trump ha intensificado en los últimos meses su ofensiva contra embarcaciones vinculadas al tráfico de drogas, que ya dejó al menos 75 muertos en 19 ataques, calificados por organismos internacionales como ejecuciones extrajudiciales. Sin embargo, fuentes del Washington Post y del New York Times señalan que el despliegue podría ser el preludio de una operación más amplia, destinada a desmantelar infraestructuras vinculadas al narcotráfico en territorio venezolano.
Aunque el Pentágono niega planes inmediatos de ataque directo, la Casa Blanca busca encuadrar legalmente una posible ofensiva bajo la figura de “autodefensa preventiva”, similar a la que justificó el ataque contra el general iraní Qassem Soleimani en 2020. La situación, advierten los expertos, configura un escenario de máxima tensión regional con implicancias imprevisibles para América Latina.
