Chile va a las urnas asediado por una inseguridad cada vez más violenta, un dato que pesará en la elección

La violencia y el avance del crimen organizado dominan la agenda electoral chilena. Cuatro de cada diez hogares sufrieron ataques en 2024.

Chile, tradicionalmente considerado uno de los países más seguros de América Latina, llega a las elecciones presidenciales del domingo con un clima marcado por el temor a la inseguridad. En los últimos años, el país ha sido golpeado por la llegada de bandas criminales transnacionales que introdujeron prácticas delictivas antes poco frecuentes, como secuestros, extorsiones y sicariatos.

Según datos oficiales, el 40% de los hogares chilenos fue atacado en 2024 y un 30% de la población fue víctima de algún delito. Aunque la tasa de homicidios —1.207 casos el año pasado— sigue siendo baja en comparación regional, la percepción de inseguridad aumentó drásticamente. Un informe de la Fundación Paz Ciudadana revela que casi uno de cada cuatro chilenos cree probable ser víctima de un homicidio o un secuestro en los próximos meses.

Hassel Barrientos, jefe de la Brigada Antisecuestros de la Policía, señaló que 2021 marcó un punto de inflexión: “Empezamos a ver un aumento de casos ligados al crimen organizado transnacional”. Con ese fenómeno, se consolidaron nuevas “dinámicas delictivas” como el robo de teléfonos para obtener datos bancarios y el tráfico de drogas a gran escala.

La escalada de violencia cambió también las conductas cotidianas. Comerciantes y vecinos recurren cada vez más a la seguridad privada, un sector que creció 350% en la última década y que en 2023 facturó más de US$ 2.800 millones. Hoy funcionan en Chile más de 5.600 empresas del rubro.

“Antes nuestros clientes eran empresarios o ejecutivos. Ahora hay familias comunes que piden escoltas para bodas o traslados escolares”, explica Karim Zahri, jefe de la empresa Allvip.

En barrios como Bellavista, ícono de la vida nocturna de Santiago, los locales incorporaron cámaras, cadenas y guardias privados para enfrentar la ola de robos. “La tranquilidad de mis clientes no tiene precio”, dice la microempresaria Leidy Paredes.

Mientras oficialismo y oposición prometen medidas similares para frenar la violencia, el miedo ciudadano se ha convertido en el eje de una elección que podría redefinir las prioridades políticas de Chile.

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