Crece el uso de drogas para dormir y alertan por los riesgos de automedicarse
El consumo de somníferos aumentó un 7% en 2025. Los expertos advierten que pocos casos requieren medicación y crece la autoprescripción.

El uso de psicofármacos para dormir creció un 7% en Argentina durante los primeros cinco meses de 2025, según la Confederación Farmacéutica Argentina. El dato preocupa porque el aumento no refleja solo un incremento de los trastornos del sueño, sino también una tendencia peligrosa: la automedicación. Los especialistas coinciden en que, en la mayoría de los casos, el insomnio no requiere tratamiento farmacológico.
Desde 2014, las ventas de hipnóticos y sedantes han mostrado un alza sostenida, interrumpida solo brevemente antes de la pandemia. En 2023 se registraron casi 3,8 millones de unidades vendidas, y aunque en 2024 hubo una leve baja, entre enero y mayo de 2025 se comercializaron casi 7% más cajas que en el mismo período del año anterior. La tendencia refleja un patrón cultural: resolver el insomnio con pastillas, en lugar de abordar sus causas.
El neuropsiquiatra Diego Sarasola explicó que “muchos trastornos de ansiedad y sueño se tratan erróneamente con ansiolíticos, cuando deberían abordarse con antidepresivos”, en línea con las guías internacionales. La confusión terminológica y la falta de información generan un abuso de fármacos como el clonazepam, que además suelen usarse sin control médico.
El psicólogo Cristian Garay, del Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA), señaló que la pandemia agravó un problema previo: el uso excesivo de pantallas y la pérdida de límites entre el trabajo y el descanso. “Mucha gente recurre a psicofármacos para dormir rápido. Pero las benzodiacepinas generan dependencia y deterioro cognitivo, sobre todo en adultos mayores”, advirtió.
Pablo López, investigador del INECO y especialista en salud del sueño, destacó que “el 60% de los argentinos presenta problemas ocasionales o frecuentes para dormir”. Agregó que los jóvenes muestran una “mayor aceptación de la medicación psiquiátrica diaria”, aunque desconocen las alternativas no farmacológicas.
Los expertos recomiendan terapias cognitivo-conductuales como primera opción, pero alertan que el acceso sigue siendo limitado. En un contexto de estrés e incertidumbre, la automedicación puede parecer una solución rápida, aunque sus efectos a largo plazo sean mucho más graves.
