“Vientos oscuros”: misticismo y crimen en la Nación Navajo
La serie “Vientos oscuros” (Netflix) combina policial, espiritualidad y crítica social. Protagonizada por nativos americanos, ya tiene dos temporadas.
“Vientos oscuros”: crímenes, espíritus y la cosmovisión de un pueblo
Ambientada en la década del setenta, “Vientos oscuros” (Dark Winds, disponible en Netflix) se adentra en la Nación Navajo, la reserva indígena más grande de Estados Unidos, para narrar una historia que mezcla crimen, espiritualidad y crítica social. Creada por Graham Roland y producida por George R. R. Martin y Robert Redford, la serie adapta las novelas de Tony Hillerman y presenta una mirada inédita sobre el universo de los pueblos originarios norteamericanos.
La trama comienza con un doble asesinato en un motel del desierto, tras un ritual de sanación que termina en tragedia. Para el teniente Joe Leaphorn, interpretado por Zahn McClarnon (Fargo, Westworld), resolver el caso no es solo una cuestión policial: es restaurar el equilibrio espiritual de su comunidad, que vive según el principio del hozho, una filosofía que promueve la armonía entre las personas, la naturaleza y el cosmos.
A su lado, la sargento Bernadette Manuelito (Jessica Matten) y el joven agente Jim Chee (Kiowa Gordon) enfrentan fuerzas sobrenaturales, secretos familiares y la interferencia del FBI. La serie combina el ritmo del thriller con la profundidad de un relato místico, en el que el desierto, el viento y las piedras parecen tener voz propia.
“Vientos oscuros” destaca por su ambientación minuciosa —camionetas antiguas, televisores en blanco y negro, soldados que regresan de Vietnam— y por su enfoque político: denuncia la marginación de los pueblos originarios, las esterilizaciones forzadas y la extracción de recursos en sus tierras.
Con dos temporadas de seis episodios, la producción ofrece una visión diferente del policial clásico: un viaje al corazón espiritual y dolido de América.
