Tensa reunión entre el Gobierno y residentes del Garrahan: sin oferta salarial, proponen un plus por productividad

En medio de una creciente crisis en el Hospital Garrahan, el Ministerio de Salud mantuvo este jueves una reunión con médicos residentes que reclaman por los bajos salarios y el deterioro de las condiciones laborales. Aunque las autoridades reconocieron la pérdida del poder adquisitivo, no presentaron mejoras concretas y evalúan implementar un adicional atado a la productividad.
Desde la cartera que conduce Mario Lugones argumentan que no hay un problema presupuestario, sino de uso eficiente de los recursos. Apuntan a los gremios y a ciertos sectores administrativos por presuntas irregularidades en el manejo de fondos que, según denuncian, deberían estar destinados al personal sanitario. Como respaldo, citan que el crédito presupuestario para gastos corrientes y de capital creció un 241% durante este año, pasando de 48 a 165 millones de pesos. Sin embargo, los médicos aseguran que sus sueldos no acompañan esa suba y denuncian una pérdida del 40% en términos reales.
La situación se agravó la semana pasada con el inicio de medidas de fuerza por parte de los residentes, que denuncian una sobrecarga laboral y salarios por debajo de la línea de pobreza. Si bien una conciliación obligatoria frenó una protesta prevista para hoy, el malestar se mantiene. La participación de los residentes es clave para el funcionamiento diario del hospital, como ocurre en muchos centros de salud del país.
El encuentro se dio este mediodía en el Ministerio de Salud, a pedido de los profesionales en formación, que advierten sobre el vaciamiento progresivo del hospital. Fue el primer acercamiento formal, aunque sin propuestas concretas sobre la mesa.
Desde el ministerio reconocen las dificultades salariales, pero minimizan el conflicto y lo atribuyen a una supuesta maniobra de los gremios que, según fuentes oficiales, “buscan sostener sus privilegios”. Un pediatra con más de 20 años de experiencia y sin afiliación sindical lo refutó: “Puede haber quienes quieran conservar beneficios, pero eso no cambia que estamos cobrando miserias y que el hospital se está vaciando”.
El Gobierno remarca que ya aplicó algunos ajustes, como el incremento del 15% para tareas de alta complejidad y la suba de la hora de guardia a 8.000 pesos. Además, planean un bono por productividad, aunque no precisaron cuándo se implementará ni bajo qué criterios. La iniciativa no cayó bien entre el personal permanente. “Trabajamos jornadas completas y no damos abasto. Esto no es un problema de esfuerzo, es falta de recursos”, expresó un médico con doble especialización.
Pese a las declaraciones oficiales que aseguran que no hubo bajas sin reemplazo, desde el hospital afirman que el personal disminuye y que los nuevos ingresos no alcanzan para cubrir las renuncias. “No es solo una cuestión de número. Formar especialistas como los que requiere este hospital lleva años”, explicó otro profesional.
En paralelo, el Ministerio de Salud confirmó que avanzará con la implementación de un sistema biométrico para controlar el cumplimiento horario de todo el personal, incluyendo médicos, enfermeros y administrativos. Desde el entorno de Lugones, cercano al asesor presidencial Santiago Caputo, aseguran que el objetivo es detectar incumplimientos y reducir “personal innecesario”. Citan que el hospital cuenta con 953 administrativos frente a 478 médicos de planta, y sostienen que “no van a proteger ñoquis”.
Las autoridades aseguran que estas medidas no desincentivarán el trabajo en el sector público, a pesar de que muchos médicos deben recurrir a empleos en clínicas privadas para complementar ingresos. Los residentes, por su parte, aseguran que la fuga de profesionales ya es una realidad que golpea cada vez más fuerte a la salud pública.