Rusia abre la puerta al despliegue de misiles nucleares
Moscú anuncia el fin de su moratoria autoimpuesta y responde a la escalada de armas en Europa por parte de Estados Unidos. Crecen los temores de una nueva carrera armamentista.

El espectro de una nueva Guerra Fría resurge con fuerza en el conflicto de Ucrania. Rusia comunicó oficialmente que ya no se considera vinculada a la moratoria unilateral que se impuso en 2019 sobre el despliegue de misiles de alcance intermedio con capacidad nuclear. Esta medida marca un paso decisivo hacia la posible instalación de armamento nuclear capaz de cubrir todo el territorio europeo, y responde directamente a los movimientos militares y estratégicos de Estados Unidos y sus aliados en el continente.
En un comunicado difundido el lunes, el Ministerio de Exteriores ruso acusó a Washington de desarrollar y planificar el despliegue de misiles terrestres de alcance intermedio, citando específicamente los proyectiles Typhoon y Dark Eagle que Estados Unidos planea instalar en Alemania a partir del próximo año. Estas acciones, sostiene Moscú, representan una amenaza directa a su seguridad nacional y constituyen un riesgo grave para la estabilidad regional y global, con el peligro latente de una escalada de tensiones entre potencias nucleares.
El Kremlin no detalló aún qué medidas concretas adoptará, pero el presidente Vladimir Putin anticipó que los nuevos misiles Oreshnik serán desplegados próximamente en Bielorrusia, aliado estratégico y vecino directo de Rusia. Por su parte, el vocero Dmitry Peskov fue claro: “Rusia ya no tiene limitaciones, no se siente restringida por ningún acuerdo”.
La decisión rusa ocurre en un clima de creciente confrontación con Estados Unidos, que la semana pasada reubicó dos submarinos nucleares, en respuesta a las declaraciones de Dmitry Medvedev, actual vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso y ex presidente, quien advirtió sobre la peligrosidad de los ultimátums en el conflicto ucraniano y criticó duramente la política antirrusa de la OTAN.
Antecedentes y contexto histórico
Los misiles de alcance intermedio, con un rango entre 500 y 5.500 kilómetros, fueron prohibidos durante más de tres décadas por el Tratado INF firmado en 1987 por Estados Unidos y la entonces Unión Soviética. Este acuerdo eliminó un conjunto importante de armas nucleares terrestres en plena Guerra Fría, reduciendo la amenaza de un enfrentamiento directo en Europa.
Sin embargo, en 2019 ambos países abandonaron el tratado, acusándose mutuamente de violaciones. En ese momento, Moscú optó por imponer una moratoria autoimpuesta sobre el despliegue de estos misiles, condicionada a que Washington hiciera lo mismo. Ahora, con la escalada de despliegues y ejercicios militares estadounidenses en Europa, Rusia ha decidido levantar esa restricción unilateral.
Este giro aviva temores globales de un retorno a la dinámica de crisis y confrontación armamentista que caracterizó a la Guerra Fría, cuando Europa se convirtió en el epicentro del despliegue masivo de armas nucleares y misiles de alcance intermedio.
La carrera armamentista y la tensión internacional
La disputa no se limita a misiles terrestres. Estados Unidos ha reforzado su presencia naval con submarinos nucleares y prepara un nuevo despliegue de armamento estratégico en Europa, que Moscú interpreta como un cerco militar y una provocación directa.
El enfrentamiento diplomático se intensifica en paralelo a la guerra en Ucrania, que ha tensado las relaciones entre Rusia y Occidente a niveles no vistos desde hace décadas. La advertencia rusa de que ya no está ligada a la moratoria pone en alerta a la comunidad internacional, que teme que la proliferación de misiles de alcance intermedio en Europa pueda desencadenar una peligrosa espiral de acciones y contraacciones militares.
Las decisiones que adopte Moscú en las próximas semanas serán claves para el rumbo del equilibrio estratégico global y la posibilidad de evitar una escalada que pueda derivar en un conflicto nuclear.