Mercados en vilo: crecen los temores por una posible represalia iraní tras el ataque de EE.UU.

El estrecho de Ormuz, clave para el comercio petrolero global, se perfila como blanco estratégico. Irán podría activar su red de aliados en la región mientras sopesa una respuesta militar o nuclear.
Las tensiones en Medio Oriente vuelven a sacudir a los mercados globales tras los recientes bombardeos de Estados Unidos contra instalaciones nucleares en Irán. Con su capacidad militar parcialmente afectada, Teherán evalúa distintas opciones para responder al ataque, y todas ellas con potencial de alto impacto internacional: desde bloquear el estratégico estrecho de Ormuz hasta impulsar una escalada mediante aliados regionales.
El gobierno iraní ha invertido durante décadas en el desarrollo de un complejo sistema de defensa y ataque, tanto dentro de su territorio como a través de milicias alineadas en países vecinos. Ahora, con el involucramiento abierto de Washington en el conflicto, Irán podría considerar que ya no tiene razones para contener esas capacidades.
Uno de los focos de preocupación inmediata es el estrecho de Ormuz, por donde transita alrededor del 25% del petróleo que se comercializa a nivel global. En su punto más angosto, esta vía marítima tiene apenas 33 kilómetros de ancho. Cualquier interrupción en ese corredor encendería las alarmas en las principales economías del mundo, provocando una fuerte alza en los precios del crudo.
Analistas sostienen que Irán cuenta con lanchas rápidas, misiles de mediano alcance y un arsenal de minas navales suficientes para volver intransitable el paso, al menos temporalmente. Estados Unidos, por su parte, mantiene a su 5ª Flota apostada en Bahréin y ha prometido garantizar la libertad de navegación. Sin embargo, incluso un enfrentamiento breve podría bastar para generar una crisis logística y financiera a escala global.
Otra hipótesis que toma fuerza es la posibilidad de que Irán dirija ataques hacia bases estadounidenses y objetivos aliados en Medio Oriente. Con tropas desplegadas en Kuwait, Catar, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, la presencia militar de EE.UU. está más expuesta que nunca. Aunque esas instalaciones cuentan con defensas aéreas avanzadas, los expertos advierten que el margen de tiempo para reaccionar ante una ofensiva con misiles o drones sería extremadamente corto.
También podría resurgir la táctica indirecta: Irán dispone de una red de milicias aliadas —el llamado “Eje de Resistencia”— que incluye a los hutíes en Yemen y grupos en Irak, entre otros. A pesar del debilitamiento de facciones como Hamas o Hezbollah tras sus recientes enfrentamientos con Israel, los rebeldes yemeníes han amenazado con reanudar sus ataques si EE.UU. avanzaba en la guerra. Esos actores no estatales podrían actuar como brazos ejecutores de una represalia iraní, lo que dificultaría cualquier atribución directa y complicaría la respuesta diplomática internacional.
Además, algunos analistas alertan sobre un eventual giro de Irán hacia la carrera nuclear. Si bien los ataques estadounidenses dañaron seriamente infraestructuras clave del programa atómico iraní, los especialistas coinciden en que no lo eliminaron por completo. Dada la dispersión y el nivel de protección de muchas de sus instalaciones, Irán aún conservaría la capacidad de reconstruir su arsenal a largo plazo. En ese escenario, una ruptura total con los compromisos del Tratado de No Proliferación Nuclear no sería descartable.
En ese contexto, Teherán podría abandonar su cooperación con la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) y avanzar hacia la producción de un arma nuclear. El precedente de Corea del Norte —que se retiró del tratado en 2003 y realizó su primera prueba nuclear en 2006— funciona como un recordatorio inquietante de lo que podría suceder si la comunidad internacional pierde capacidad de contención.
Por ahora, el mundo observa expectante. Las represalias iraníes aún no han comenzado, pero los escenarios posibles dibujan una región al borde de una escalada mayor. Cualquier paso en falso podría llevar a una crisis de alcance imprevisible, tanto en el plano geopolítico como económico.