Mantener el colesterol LDL bajo por más tiempo reduce el riesgo cardiovascular, según nueva guía estadounidense

Una nueva guía de la National Lipid Association (NLA) de Estados Unidos reafirma que cuanto más bajo y por más tiempo se mantenga el colesterol LDL —conocido como “colesterol malo”, aunque los especialistas buscan desterrar ese término—, menor será el riesgo de eventos cardiovasculares mayores como infartos y accidentes cerebrovasculares (ACV).

El documento, publicado en el Journal of Clinical Lipidology, enfatiza que el control temprano y sostenido del LDL es clave para prevenir la enfermedad cardiovascular aterosclerótica (ECVA), que sigue siendo la principal causa de muerte a nivel mundial, incluyendo Argentina.

“Un nivel más bajo durante más tiempo es mejor”, resumen los autores Elizabeth J. Jackson, Kaye Eileen Willard y Christie M. Ballantyne. Subrayan que la reducción del colesterol LDL no solo detiene la formación de placas ateroscleróticas en las arterias, sino que puede incluso revertirlas, mejorando la salud cardiovascular.

Especialistas argentinos coinciden con esta visión. El cardiólogo Fernando Botto explica que la aterosclerosis comienza muy temprano, incluso desde el embarazo, y progresa lentamente durante la vida. Por su parte, Pablo Corral, ex presidente de la Sociedad Argentina de Lípidos, destaca la importancia de la “carga aterogénica acumulada”, es decir, cuánto tiempo se tiene colesterol elevado: “No es igual tener colesterol alto desde la infancia que desde la adultez”.

Además, la guía recomienda evaluaciones regulares de los lípidos: al menos cada cinco años en adultos, y con mayor frecuencia en quienes presentan factores de riesgo como diabetes o antecedentes familiares. También aconseja realizar el primer análisis entre los 9 y 11 años, y repetirlo en la adolescencia; en caso de antecedentes familiares, se sugiere iniciar controles desde los 2 años.

En palabras de Valentín Fuster, referente mundial en cardiología, “el riesgo cardiovascular comienza a acumularse años antes de que nos empecemos a preocupar por el corazón o el cerebro”, por lo que la detección precoz y el tratamiento temprano son fundamentales para reducir las muertes por enfermedades cardiovasculares.

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