Golpe quirúrgico: EE.UU. lanza ataque masivo contra instalaciones nucleares en Irán
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La administración Trump confirmó un operativo nocturno que alcanzó sitios clave del programa nuclear iraní. Crecen las tensiones en el Golfo Pérsico ante amenazas de Teherán de bloquear el estrecho de Ormuz.
Washington, 23 de junio de 2025 – En una acción militar de alto impacto, Estados Unidos ejecutó en las últimas horas un ataque aéreo sobre tres complejos nucleares estratégicos en Irán, en lo que la Casa Blanca describió como una “operación exitosa y decisiva”. El presidente Donald Trump, desde su residencia de fin de semana en Nueva Jersey, calificó la ofensiva como “un triunfo militar espectacular”, mientras persisten las dudas sobre la real capacidad nuclear que aún podría conservar el régimen iraní.

La acción fue bautizada como Operación Martillo de Medianoche y comenzó en las primeras horas del sábado, cuando una flota de bombarderos furtivos B-2 despegó desde la base Whiteman, en Missouri, equipada con bombas penetradoras de más de 13 toneladas, diseñadas para perforar estructuras subterráneas altamente protegidas. Los objetivos fueron los centros nucleares de Fordow, Natanz e Isfahan, todos considerados pilares del programa atómico iraní.
Aunque la administración estadounidense sostiene que los daños a las instalaciones fueron “severos”, fuentes del Pentágono advirtieron que aún es prematuro concluir si Irán ha perdido completamente su capacidad de enriquecimiento de uranio. “No buscamos la guerra”, declaró el secretario de Defensa Pete Hegseth, quien remarcó que el objetivo fue exclusivamente neutralizar la amenaza nuclear, sin propósitos de cambio de régimen.
Sin embargo, Trump volvió a sembrar dudas al respecto. En un mensaje publicado en su red Truth Social, sugirió que si el gobierno iraní no lograba “hacer que Irán vuelva a ser grande”, una transformación política podría ser inevitable. Con ironía, utilizó el acrónimo “MIGA” (Make Iran Great Again), en alusión a su lema de campaña.
La ofensiva se desarrolló en paralelo a la rutina social del mandatario. Mientras los bombarderos cruzaban el Atlántico rumbo a Medio Oriente, Trump participaba de una cena privada en su club de golf, acompañado por empresarios tecnológicos como Sam Altman, CEO de OpenAI. No fue hasta el sábado por la tarde que se trasladó a la Sala de Situación de la Casa Blanca, desde donde siguió en directo la ejecución del ataque.
La operación involucró más de 125 aeronaves, incluidos aviones de reabastecimiento, cazas de cobertura y aparatos de vigilancia. Además, un submarino estadounidense en el Golfo disparó más de 20 misiles Tomahawk contra objetivos de superficie en Isfahan. Según el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Dan Caine, el despliegue aéreo incluyó maniobras de distracción hacia el oeste para desorientar a las defensas iraníes, mientras el grueso de la flota se aproximaba silenciosamente desde el este.
El momento elegido no fue casual. Días antes, Trump había lanzado una advertencia pública a Irán para que regresara a las conversaciones nucleares en un plazo de dos semanas. Sin embargo, apenas 48 horas después, autorizó los bombardeos, convencido de que Teherán no estaba dispuesto a negociar tras intensas gestiones diplomáticas entre Europa e Israel.
Desde Teherán, la reacción no se hizo esperar. El gobierno iraní condenó los ataques y advirtió que se reserva el derecho de tomar represalias. La principal amenaza consiste en el posible cierre del estrecho de Ormuz, un paso estratégico por donde transita alrededor del 25% del petróleo mundial. Una acción de ese tipo podría disparar el precio internacional del crudo y profundizar la inestabilidad regional.
En declaraciones a CBS, el secretario de Estado Marco Rubio aseguró que Washington mantiene la puerta abierta al diálogo: “Estamos listos para negociar cara a cara, siempre que Irán no vuelva a amenazar nuestros intereses”. Pero en la capital iraní, la señal fue recibida con escepticismo. “El tiempo de las palabras ha terminado”, afirmaron fuentes oficiales del régimen.