Fin de las facultades delegadas: el ajuste estatal entra en una nueva etapa

El plazo de un año para aplicar las facultades delegadas finalizó este martes, marcando un punto clave en el ajuste del gasto público que impulsó el Gobierno para cumplir con la meta fiscal acordada con el FMI.
Las facultades delegadas, parte central de la Ley Bases aprobada hace un año, permitieron al Ejecutivo avanzar rápido con 101 medidas que incluyen cierres, fusiones y modernizaciones en organismos estatales, así como autorizaciones para privatizar empresas públicas como AySA, Enarsa, Belgrano Cargas e Intercargo.
El ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, aceleró el proceso antes del vencimiento, disolviendo entidades como la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo, la Comisión Nacional de Regulación del Transporte y el Instituto Nacional de Agricultura Familiar. Otros organismos, como el Instituto Nacional del Cáncer y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial, pasaron a depender directamente de ministerios, perdiendo autonomía y presupuesto.
Además, se creó la Administración Nacional de Establecimientos de Salud para centralizar la gestión de varios hospitales nacionales y optimizar recursos. También se reorganizaron las fuerzas de seguridad, con cambios en la Policía Aeroportuaria, Gendarmería, Servicio Penitenciario y Prefectura Naval.
El Gobierno informó que las 65 medidas promulgadas mediante facultades delegadas lograron un ahorro anual de US$ 2.000 millones.
A partir de ahora, sin la herramienta de las facultades delegadas, el Ejecutivo buscará avanzar con las privatizaciones pendientes y otras reformas a través de decretos de necesidad y urgencia.
En 18 meses, ya se redujo un 10% la planta estatal, con 50.000 empleados públicos despedidos, principalmente mediante retiros voluntarios en empresas como el Correo Argentino, AySA y Aerolíneas Argentinas.
El próximo desafío será continuar el ajuste sin la “motosierra” legal que permitió acelerar las reformas, mientras la meta fiscal y las negociaciones con el FMI exigen mantener el ritmo.