El mejor suspenso o cómo adaptar muy bien a Stephen King

Camina o muere convierte la novela de King en una película de tensión creciente y distopía extrema.

Stephen King, prolífico autor cuya obra ha tenido adaptaciones cinematográficas muy variadas, lleva ahora al cine La larga marcha (The Long Walk), su primera novela escrita bajo el seudónimo Richard Bachman. Dirigida por Francis Lawrence, la película comparte con Los juegos del hambre un universo distópico dominado por una tiranía. En este caso, cien jóvenes elegidos “al azar” deben participar en una marcha interminable donde solo habrá un sobreviviente. Mantener un ritmo mínimo de cinco kilómetros por hora es la regla: quien no cumpla recibe advertencias y, tras la tercera infracción, es ejecutado por soldados. El premio para el vencedor es lo que desee.

El relato se centra en Raymond Garraty (Cooper Hoffman), conocido solo por su número, el 47. En el camino formará alianzas, enfrentará rivalidades y cargará con el peso emocional de la competencia, mientras se desarrolla una atmósfera de camaradería y amenaza permanente. El elenco incluye a David Jonsson, Charlie Plummer, Judy Greer y Mark Hamill, quien encarna a un militar cínico y despiadado.

Camina o muere se destaca entre las adaptaciones de King por mantener la esencia de sus relatos: tensión creciente, personajes memorables y un suspenso que no cede hasta el final. No es una película de terror, sino de intensa intriga, y presenta un desenlace inesperado incluso para quienes no conocen la novela original.

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