El conflicto Irán-Israel sacude los mercados: del petróleo a la inflación global

La escalada bélica entre Irán e Israel reaviva el temor de los mercados globales a un nuevo shock petrolero y económico. Como en cada conflicto en Medio Oriente, los analistas internacionales vuelven a barajar escenarios con fuerte impacto en los precios del crudo, la inflación y el crecimiento global.
Según los expertos de Lazard Geopolitical Advisory (LGA), la evolución del conflicto marcará la profundidad del impacto. En el peor de los casos —una interrupción del Estrecho de Ormuz, ruta clave para el petróleo mundial— el precio del barril podría escalar hasta los u$s120. Un escenario así pondría en jaque las cadenas de suministro global y alimentaría una inflación crítica.
Ya con el inicio de los ataques, el petróleo subió más de un 13%, aunque luego retrocedió, quedando aún 7% por encima del nivel previo. Sin embargo, los mercados siguen expectantes: todo depende de la intensidad y la duración de la respuesta iraní.
Cinco posibles desenlaces: del ataque puntual al colapso energético
LGA elaboró cinco escenarios posibles. El más probable contempla un ataque directo de Irán a Israel, con una suba de entre u$s10 y u$s20 en el precio del barril. También consideran viable que Irán apunte a objetivos estadounidenses en la región, lo que podría empujar el crudo hasta los u$s90.
Un escenario más extremo incluye ataques a la infraestructura petrolera del Golfo, lo que llevaría el barril a u$s105. Pero el peor desenlace —el cierre del Estrecho de Ormuz— elevaría el precio a u$s120, generando una inflación global acelerada, aunque los analistas consideran que sería una situación de corto plazo por posible intervención militar estadounidense.
Impacto económico: inflación alta y bancos centrales en alerta
Oxford Economics (OE) advierte que estas tensiones llegan en un momento de debilidad para la economía global. Sus modelos proyectan que, incluso en el peor escenario, el PBI mundial caería un 0,3% respecto a las previsiones base para 2026.
En EE.UU. y la Eurozona el impacto sería más fuerte: el crecimiento se reduciría en 0,4% y 0,5% respectivamente. Pero el mayor desafío no sería la actividad económica, sino la inflación. Si el barril escala a u$s130, la inflación en EE.UU. podría tocar el 6%, y en Europa duplicaría el objetivo del Banco Central Europeo.
Frente a este escenario, los bancos centrales se mostrarían reticentes a subir las tasas rápidamente, pero podrían suspender cualquier plan de recorte hasta 2026 para evitar que la inflación se espiralice.