Crítica: Misión Imposible: La sentencia final — Un héroe clásico que se enfrenta a los males de este mundo

Mission Impossible: The Final Reckoning (EE.UU.-Reino Unido, 2025)
Dirección: Christopher McQuarrie | Guion: McQuarrie y Erik Jendresen
Elenco: Tom Cruise, Hayley Atwell, Simon Pegg, Ving Rhames, Angela Bassett, entre otros.
Duración: 169 minutos | Calificación: mayores de 13 años con reservas
Tom Cruise vuelve a encarnar a Ethan Hunt en la octava entrega de la saga Misión Imposible, cerrando casi 30 años de aventuras con un equilibrio entre su protagonismo y el espacio para sus compañeros.
Desde la quinta película, el dúo Cruise-McQuarrie tenía claro el plan para este cierre que culmina un arco narrativo iniciado en 1996. La historia plantea un dilema existencial para Hunt, enfrentado a un enemigo que representa la inteligencia artificial y una amenaza que pretende borrar la historia y memoria que merecen preservarse, un claro guiño al valor del cine clásico y la tradición.
McQuarrie deja de lado las persecuciones terrestres para ofrecer escenas espectaculares y vertiginosas: misiones submarinas y aéreas que reflejan el riesgo real que Tom Cruise asume al poner su cuerpo en juego, logrando que la acción se sienta auténtica y emocionante.
Aunque no iguala la maestría de las entregas cuarta y quinta, La sentencia final mantiene la excelencia de la saga con su mezcla de nobleza, humor, emoción y personajes con profundidad. Tom Cruise demuestra que un héroe clásico no siempre se salva solo, y que lo viejo —el legado— aún tiene un valor vital frente a los males contemporáneos.
En este capítulo final se percibe un leve cansancio y algunas explicaciones un tanto forzadas, pero la pasión por seguir luchando y la apuesta por un cine de acción con alma permanecen intactas.