Cristina y Kicillof bajan el tono, pero la interna peronista sigue al rojo vivo

Mientras en público buscan mostrarse mesurados, las diferencias internas entre Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof persisten y se hacen sentir en los mensajes cruzados que lanzan sus respectivos espacios. La disputa por el armado de listas ya comenzó y promete escalar a medida que se acerquen las fechas clave del calendario electoral.
Durante el acto por el 25 de mayo, la expresidenta evitó profundizar en la interna del peronismo bonaerense. Sólo hacia el final de su discurso, en el Polo Cultural del barrio Saldías, dejó una frase con tono admonitorio: “Tenemos que dejar de ser militantes electorales para volver a ser militantes políticos. Dejar de lado los egos y las mezquindades que han provocado fragmentaciones inútiles”. Fue su única alusión, aunque genérica, al conflicto en ciernes sobre la confección de listas que mantendrá al peronismo en tensión hasta los cierres del 9 y 19 de julio, para frentes y candidaturas respectivamente.
En esa misma línea, Cristina volvió a insistir en la necesidad de “repensar” el peronismo. Apeló a superar la idea del “Estado presente” —al que consideró ineficaz frente a las demandas sociales insatisfechas— para proponer un “Estado eficiente” como alternativa. Según la exmandataria, esa falencia facilitó que una parte del electorado conectara con la motosierra de Javier Milei, a la que calificó como “una construcción mentirosa pero eficaz”.
Desde la Gobernación bonaerense evitaron leer sus dichos como una crítica directa al discurso de Kicillof, quien ha defendido reiteradamente la presencia activa del Estado como eje de su gestión. “Queremos creer que a Cristina no le parece mal hacer obras públicas que le mejoren la calidad de vida a la gente”, deslizó un funcionario del gabinete provincial.
El propio Kicillof también adoptó un tono prudente. En una conferencia de prensa en La Plata, aseguró: “Estamos trabajando y abocados a buscar los acuerdos necesarios de cara a las elecciones. Veo que todos los sectores expresaron una voluntad de hacerlo. Con los tiempos electorales, para los cierres de listas y del frente, ustedes sabrán que eso es algo que suele resolverse el último día”.
Sin embargo, también dejó entrever algunas diferencias con el kirchnerismo más duro: “En la Provincia todos los días a través de las acciones de gobierno nos encontramos en oposición al gobierno de Milei y no por una cuestión retórica”, afirmó. Funcionarios de su entorno han planteado, tanto en privado como en público, la necesidad de mayor respaldo a su gestión.
Kicillof remarcó los contrastes con la administración nacional: “Milei para las obras, nosotros las seguimos. Milei abandona la Educación, nosotros invertimos en Educación, en Salud. Lo mismo con la Seguridad”. Y reforzó su mensaje político: “De cara a las elecciones necesitamos que esto quede muy claro, que se ponga en valor y que se acompañe desde nuestra fuerza política”.
A pesar de las formas cuidadas en las declaraciones de los principales referentes, desde ambos sectores reconocen que la confrontación sigue abierta. Carlos Bianco, ministro de Gobierno bonaerense y uno de los colaboradores más cercanos a Kicillof, marcó postura horas después del acto de Cristina: “Se habla todo el tiempo de la unidad. En 2019 hicimos la unidad y no fue bien. No fue un gobierno exitoso, si no lo hubiesen reelegido. Tiene que ser una unidad que no duela. Nos sigue doliendo la unidad de 2019”, señaló en diálogo con FM Milenium.
Bianco también apuntó contra lo que considera una distorsión del esquema político bonaerense: “Como en cualquier provincia de la Argentina, al oficialismo lo ordena el gobernador. Algunos quieren que eso no pase en Buenos Aires. Esa es la anomalía”.
La respuesta no tardó en llegar. El diputado bonaerense Ariel Archanco, alineado con Máximo Kirchner, salió al cruce en redes sociales: “¿En serio al ministro le duele la unidad del 2019? Si no fuera por esa unidad y decisión de CFK de hacer gobernador a Kicillof, hoy Bianco vaya a saber qué estaría haciendo. Cara de piedra es poco”.
En paralelo, Kicillof ratificó su defensa del “Estado presente” como bandera electoral. “Observamos que donde vamos nos piden que inauguremos una escuela, que hagamos el bacheo de una ruta, que acompañemos con un frigorífico municipal. En cada área intentamos compensar la ausencia de Milei con la presencia del Gobierno provincial”, afirmó.
Como ejemplo de esa línea de acción, mencionó la respuesta del gobierno bonaerense ante la retirada del Estado nacional: “Cortaron los tratamientos oncológicos, nosotros largamos 75 especies medicinales para sustituir el plan Remediar que era nacional y no existe más. Así con todo. Eso es lo que se va a discutir en las elecciones. Si queremos más Salud, más Educación, más Seguridad, más presencia y acompañamiento en la producción y en el trabajo”.
Mientras tanto, los plazos se acortan y la interna peronista sigue latente, con señales de conciliación arriba pero con tensiones sin resolver que se manifiestan, cada vez con más claridad, desde abajo.