“Corazón delator”: drama previsible con el sello de Marcos Carnevale

La nueva apuesta de Marcos Carnevale, Corazón delator, estrenada en Netflix, se inscribe dentro de la línea más reconocible de su filmografía: la del melodrama sentimental que busca emocionar a través de contrastes sociales y situaciones extremas. Con un elenco de figuras populares encabezado por Benjamín Vicuña y Julieta Díaz, la película propone una historia de redención personal y encuentro amoroso mediado por una donación de órganos, pero lo hace transitando caminos argumentales demasiado previsibles.

La trama gira en torno a Juan Manuel (Vicuña), un exitoso empresario que sufre un problema cardíaco y necesita un trasplante. Casi en simultáneo, Pedro (Facundo Espinosa), un joven albañil, sufre un accidente fatal, y su viuda Valeria (Díaz) autoriza la donación de sus órganos. Como era de esperar, el corazón de Pedro termina en el cuerpo de Juan Manuel. Lo que sigue es una historia de encuentros fortuitos —no tan fortuitos— entre la humilde mujer del conurbano bonaerense y el poderoso empresario, que se irá transformando espiritualmente a medida que se involucra con la comunidad de El Progreso, el asentamiento que su propia empresa amenaza con demoler.

El film presenta una serie de oposiciones narrativas claras: el rico y la pobre, la empresa destructiva y la comunidad solidaria, la lujosa vivienda del protagonista y la precaria casita de la protagonista. Todo está dispuesto para que el conflicto avance de forma mecánica, con cada escena anticipando con demasiada claridad lo que va a suceder. Desde el momento en que Juan Manuel pisa el barrio con su Audi y empieza a colaborar con los vecinos, hasta el inevitable romance con Valeria y el descubrimiento de su verdadera identidad, Corazón delator se mueve dentro de una lógica emocional sin sorpresas.

A pesar de tocar temas sensibles como la donación de órganos, la desigualdad y la redención, el guion no profundiza en ninguno de ellos. Más bien, los utiliza como disparadores superficiales para sostener una historia que prioriza el golpe emocional por sobre la construcción de complejidad o matices. Incluso el uso del clásico de Soda Stereo que da nombre a la película aparece como una referencia algo forzada.

En el terreno actoral, tanto Vicuña como Díaz cumplen con profesionalismo, aunque sus personajes están delineados por estereotipos que limitan el despliegue interpretativo. El resto del elenco, que incluye a Peto Menahem, Gloria Carrá, Julia Calvo y Yayo Guridi, aporta solidez, pero no alcanza a salvar el conjunto.

Con Corazón delator, Carnevale suma un nuevo título a su trilogía de “corazones”, después de Corazón de León y Corazón loco, aunque aquí se aleja del ingenio o la ternura que caracterizaban a aquellas para caer en un esquema repetitivo y poco desafiante.

En definitiva, se trata de un drama formulado para quienes buscan una historia sentimental directa y sin dobleces, pero que deja poco espacio para la sorpresa o la reflexión.

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