Crece el contrabando en Argentina: tecnología, alimentos y bebidas, entre los rubros más afectados

Una de cada tres empresas denuncia pérdidas por el ingreso ilegal de productos. El fenómeno, que se extiende más allá de las zonas de frontera, afecta a sectores industriales clave y pone en riesgo la salud pública y el empleo formal.

El contrabando de productos volvió a escalar en lo que va del 2025 y encendió alarmas en la industria. Según una encuesta de la Unión Industrial Argentina (UIA), el 33,4% de las empresas asegura estar siendo perjudicada por la competencia desleal que representan los bienes ingresados de forma ilegal. La preocupación ya no se limita a las provincias fronterizas: los productos ingresan en camiones y se venden en ferias y comercios informales del conurbano bonaerense.

El fenómeno se expandió más allá de los rubros tradicionales como indumentaria y perfumería. Ahora alcanza a sectores de alto valor agregado como celulares, televisores y aires acondicionados, así como a alimentos y bebidas como cerveza y huevos. También se reporta contrabando de cigarrillos, juguetes, artículos de bazar y neumáticos.

Tecnología, uno de los sectores más golpeados

El mercado de celulares es uno de los más afectados por el tráfico ilegal. Según datos de la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica (Afarte), más del 33% de los teléfonos activados en el país no fueron ni fabricados ni importados de manera legal. A comienzos de 2024, esa cifra era del 25%, lo que confirma una aceleración del fenómeno. Una de las principales marcas del segmento detectó un aumento de seis veces en el contrabando respecto a los niveles prepandemia.

La activación irregular de IMEI –el número de identificación único de cada equipo– se convirtió en una práctica extendida. El fenómeno también se observa en otros productos electrónicos, como televisores y equipos de aire acondicionado.

Cervezas extranjeras y alimentos sin control

La industria cervecera argentina también denunció un incremento del ingreso ilegal de bebidas desde Brasil, Paraguay y Bolivia. Algunas marcas internacionales comenzaron a aparecer en góndolas sin registro sanitario ni habilitación de venta en el país. Según estimaciones del sector, al menos el 40% de los autoservicios del Área Metropolitana de Buenos Aires comercializa productos que ingresaron de forma irregular, con diferencias de precios de entre 30% y 40% respecto a los distribuidores oficiales.

Uno de los casos más llamativos es el de la marca brasileña Skol, que se ofrece en puntos de venta de Misiones sin el sello identificatorio de producto importado.

Incluso productos básicos como los huevos son objeto del contrabando. Según datos del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA) y de la Cámara Argentina de Productores Avícolas (Capia), se estima que ingresan ilegalmente más de 500.000 unidades diarias desde países limítrofes. Estas partidas no cuentan con controles sanitarios, lo que representa un riesgo para la salud pública y una amenaza para los pequeños productores locales y para las exportaciones del sector, valuadas en unos 450 millones de dólares anuales.

Cigarrillos, juguetes y neumáticos también en la mira

El contrabando de cigarrillos representa el 9,9% del mercado total en el país. De ese total, el 7,5% corresponde a marcas ingresadas ilegalmente y el 2,4% a versiones falsificadas con estampillas apócrifas. Si bien el fenómeno se concentra en el norte del país, sobre todo en las provincias de Misiones, Corrientes y Formosa, se detectó un crecimiento sostenido en centros urbanos del conurbano.

Las marcas ilegales más frecuentes, Eight y Hills, se producen en Paraguay, país que concentra el 67% del contrabando de tabaco en América Latina.

También preocupa el ingreso de juguetes, artículos de bazar y neumáticos sin certificación. En muchos casos, no cumplen con los estándares de seguridad o sanidad exigidos por la legislación argentina, lo que agrava el impacto económico con riesgos concretos para los consumidores.

Un contexto que favorece el mercado ilegal

El “dólar quieto”, la eliminación de restricciones a las importaciones y la crisis del consumo son algunos de los factores que explican el crecimiento del contrabando. En ese escenario, comerciantes informales encuentran márgenes de rentabilidad atractivos frente a una industria formal presionada por los costos y los impuestos.

Desde las cámaras empresariales reclaman controles más estrictos, cooperación con las provincias y medidas aduaneras urgentes para frenar el flujo de mercadería ilegal que, además de afectar la recaudación y la producción nacional, pone en jaque al empleo formal y al cumplimiento de las normas sanitarias.

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