Estados Unidos interrumpe el envío de armas a Ucrania y genera preocupación ante el avance ruso

Washington suspendió sin aviso previo la entrega de armamento clave a Kiev en plena ofensiva del Kremlin. Europa teme una jugada política de Donald Trump para forzar negociaciones.

En un momento crítico del conflicto con Rusia, el gobierno de Estados Unidos tomó una decisión que sacudió a sus aliados: interrumpió de forma sorpresiva el suministro de armas a Ucrania, sin una notificación formal previa al gobierno de Volodimir Zelenski. La medida generó inquietud en Kiev y en varias capitales europeas, donde temen que sea una estrategia de presión del presidente Donald Trump para acelerar una salida negociada a la guerra.

El freno al apoyo militar llega en medio de una nueva ofensiva rusa en el noreste de Ucrania, donde Moscú abrió un segundo frente en la región de Sumy y avanza en forma sostenida sobre el eje Donetsk-Luhansk. Con esta acción, el Kremlin busca consolidar el control de territorios clave, mientras Kiev intenta frenar la embestida con recursos cada vez más limitados.

La suspensión de los envíos incluye sistemas defensivos de alta tecnología como los misiles Patriot, los lanzacohetes guiados MLRS, misiles Hellfire y otros equipos esenciales para neutralizar ataques aéreos rusos. Desde la Casa Blanca, la vocera adjunta Anna Kelly justificó la decisión en base a la necesidad de preservar las reservas propias de armamento. “Esta medida prioriza los intereses estratégicos de Estados Unidos”, sostuvo.

El giro en la postura de Washington fue recibido con preocupación en Ucrania. “Dependemos fuertemente de las entregas estadounidenses. Sin ese respaldo, la situación en el frente se complica”, expresó una fuente militar ucraniana citada por la agencia AFP. La Cancillería de Ucrania convocó al representante diplomático de EE.UU. para advertir sobre el impacto crítico de la medida. “Cualquier demora solo alienta al agresor a seguir adelante”, fue el mensaje oficial.

Desde Europa, algunos gobiernos observan con desconfianza el cambio en la política estadounidense. Temen que Trump esté presionando al presidente Zelenski para aceptar negociaciones sin aplicar la misma presión diplomática sobre Moscú, que hasta ahora ha mostrado escasa disposición a dialogar.

Mientras tanto, en el terreno, las fuerzas rusas profundizan su ofensiva. Además del frente oriental en Donetsk —donde se libra la batalla más intensa— Rusia abrió una nueva línea de ataque desde Kursk hacia Sumy, logrando una penetración de hasta 7 kilómetros. Allí, Ucrania intenta contener el avance con sus unidades más experimentadas, tratando de evitar que el Kremlin consolide una posición dominante en el este del país.

Los combates se intensifican también en Pokrovsk, un nodo logístico clave en Donetsk cuya captura podría marcar un punto de quiebre en el conflicto. Según analistas militares, si Rusia logra tomar ese bastión, el control de toda la región de Donetsk quedaría al alcance. Las ofensivas alcanzan incluso a zonas de Dnipropetrovsk, que hasta ahora habían permanecido fuera de los enfrentamientos directos.

“El mejor escenario para Ucrania es lograr detener el avance ruso en Donetsk y Luhansk”, evaluó el historiador militar ruso-británico Serguéi Radchenko. En ese contexto, explicó, el ejército ucraniano podría negociar desde una posición más favorable en busca de un alto el fuego.

Por ahora, sin apoyo militar asegurado desde Washington, Kiev enfrenta uno de los desafíos más complejos desde el inicio de la guerra. La incertidumbre sobre el futuro del respaldo occidental añade una nueva dimensión de tensión a un conflicto que ya acumula más de tres años de destrucción y desgaste.

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